jueves, 29 de septiembre de 2011

En algún momento entre agosto y noviembre de 2008. Autocontemplación

Acabo de encontrar un trabajo que escribi para la escuela hace aproximadamente 3 años (tenía 18, tal vez 19) para una materia llamada "Taller de Análisis y expresión Verbal". Lo transcribo tan y como está impreso, sin alteraciones u omisiones en el texto.

¿Cuánto habré cambiado en tres años? Soy la misma persona pero soy diferente.

Aquí está:


La gente pierde el sentido de la vida intentando encontrarlo.

El conocimiento nace a partir del ocio; no es hasta que el hombre se estableció en poblaciones fijas y se convirtió en sedentario que cubrió sus necesidades primarias y pudo ocuparse en otras cosas, dado que tenía algo más en qué pensar que no sea su estómago vacío. Es a partir de este momento que el hombre comienza a reflexionar acerca de las cosas, comienza una etapa contemplativa, analiza los fenómenos que suceden y se pregunta por qué lo hacen. Este es el principio de la filosofía, el hombre se pregunta el por qué de las cosas hasta el punto de preguntarse la razón de su existencia, su llegada a la tierra y su destino.

La sed de conocimiento del hombre es insaciable, pero es también difícil encontrar una respuesta satisfactoria a todas las preguntas. Digo "satisfactoria" por que podemos dar respuesta a cualquier pregunta que se haga, sin embargo debemos juzgar la validez de la respuesta y su justificación, además de que no toda respuesta parece ser verdadera o convincente a los ojos de todos. Es por eso que el conocimiento es un arma de doble filo; el hombre busca una respuesta que le satisfaga pero no siempre es así. En caso de no poder encontrar la respuesta, el hombre sufre.

Una de las preguntas más importantes para el hombre es encontrar la razón de su vida, como un propósito o una misión que cumplir; este sentimiento tiene que ver con la necesidad de trascender, es decir, dejar algo de ti para las generaciones venideras, algo por lo que ser recordado. Muchos nos preguntamos qué será de nosotros cuando muramos, cómo seguirán el mundo y nuestros conocidos sin nosotros, quién nos recordará y cómo. Ahora entiendo porque tanta gente se preocupa, es un trabajo muy grande el lograr ser recordado con cariño y significar algo para alguien.

Sin embargo el mundo sigue su camino a pesar de que Juan Pablo II murió,  ¿qué puedo esperar yo del mundo entonces? ¿Que lloren por mí como lo hicieron  por él? Creo que es muy poco probable.

Imagina si lloráramos por toda persona que muera... ahora imagina que los animales y las plantas también lo hagan por sus semejantes... Nunca dejaríamos de llorar. En vez de eso por qué no nos alegramos por cada nueva vida que llega. Debería ser así, sin embargo hay casos en los que los niños no son deseados por sus padres.... Bueno, me desvié un poco del tema.

A lo que voy es que la gente se parte el alma buscando una razón para vivir, encontrar algo que dejar al mundo y muchas veces consideramos que lo que hacemos es insignificante por que nosotros lo somos. Cuando dejamos que estos pensamientos entren en nosotros y nos dominen, nos olvidamos de vivir.

Plantéate una meta, algo que quieras lograr u obtener, algo grande, tu más grande aspiración... Si decides que esta meta sea la razón de tu existencia y te obsesionas con ella, entonces no vivirás sino para alcanzarla y las demás cosas que te pasen en la vida ya no serán importantes porque dejaste de verlas, ya no prestas atención al desayuno que tuviste en la mañana, no verás lo brillante que es el sol en un día perfecto o disfrutarás las cosas pequeñas de la vida por que estás ciego a todo lo demás que no te ayude a cumplir tu meta.

Pero, ¿qué pasa si no llegas a cumplirla? Te sentirás miserable por no llegar a tu objetivo y todo el esfuerzo habrá sido en vano. Ahora supón que cumples tu meta. ¿Y ahora qué? Una vez que cumplas tu meta de la vida ¿qué harás? ¿Morirás? ¿Te pondrás una nueva meta? Un programa de computadora es creado con el propósito de cumplir una tarea, es decir, tiene una meta; una vez que la cumpla el programa termina. ¿Tu vida terminará cuando cumplas tu meta?

Desde la antigüedad nos preguntamos por nuestra existencia, si estamos aquí por algo y cómo llagamos aquí, estas dos preguntas están muy estrechamente relacionadas. La respuesta a la primera pregunta la asumimos: sí estamos aquí por algo, hay un destino para cada quien y todos somos parte de un solo destino. La segunda respuesta tiende a variar, pero los religiosos concuerdan en que hay un Ser que nos creó a nosotros y a todo lo demás. Este Ser también nos dio un propósito para vivir, sólo que tenemos que descubrirlo nosotros.

Yo en realidad pienso que la vida no es tan misteriosa en ese aspecto; es algo más simple y menos glamuroso que la idea de la idea de la creación y el pueblo escogido y el destino. La vida en la tierra no es una obra divina, sino un mero accidente. Hace aproximadamente 3,800 millones de años, en una Tierra caótica, las condiciones fueron las adecuadas para que por simple casualidad la vida apareciera en el planeta. Tampoco hay un destino en la vida, estamos aquí de la misma forma que cualquier otro animal está aquí, sólo que nosotros desarrollamos intelecto y conciencia. De esta forma, nuestra razón de vivir es la misma que la de cualquier otro ser vivo: simplemente vivir y continuar el ciclo; podemos pensar todo lo que queramos, pero estaremos buscando tres pies al gato. Sí podemos trascender, y es una necesidad que tenemos como humanos, pero si no hacemos nada más que nacer y morir, el mundo seguirá girando como lo ha hecho y seguirá haciendo. Un bebé no nato pudo haber dejado huella en sus padres, pero aparte de eso, ¿de qué manera pudo haber trascendido?

Al pensar en lo anterior ¿Qué sacamos de todo esto? ¿Nuestra vida no tiene sentido? Creo que tiene sentido en la medida que cada quien se lo de. No me refiero a que no debemos pensar en las preguntas universales, sino que no deberíamos dejar que estas nos consuman. Yo mejor aprovecho el tiempo que tengo disfrutando de la vida, adoptando una tendencia existencialista, y viviendo cada momento; por ejemplo, no considero este ensayo una forma de trascender y mucho menos mi meta en la vida, es un ejercicio y he decidido disfrutarlo mientras lo escriba, pero no me sentiré frustrado su nadie lo lee (aunque esto sería una pena) o si no obtengo una buena nota, por que estoy poniendo mi mejor esfuerzo en hacerlo.

1 comentario:

  1. Genial el párrafo final Paulo.
    Hace días también me encontré con algunos escritos de hace años y pensé cómo he cambiado, porqué, en qué momento.
    Te quiero Pau.
    Por cierto.... tengo un café literario, si vienes de visita me gustaría que fueras :)

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